Para Jorge Altamira, del Partido Obrero y su artículo.
Evidentemente usted debe tener una fuente extremadamente cercana al Presidente Hugo Chávez. Tan próxima, como para que le permita a usted aseverar que Chávez y Santos se proponen normalizar la situación de Honduras en la OEA, permitir el regreso a Petrocaribe y que juntos son «la pareja encargada de ‘normalizar’ Honduras». Tales aseveraciones dejan entrever un destello de desprecio, de descrédito para la intervención de Chávez en el conflicto.
El anuncio de la presencia de Porfirio Lobo en la cumbre bilateral de Colombia y Venezuela tomó por sorpresa a la opinión pública mundial. Sin embargo, es impensable una acción diplomática de este tipo a tan alto nivel. Seguramente, el asunto fue planificado con antelación y con la perspectiva de lo que realmente es: Un juego de fuerzas en permanente dialéctica. Unas fuerzas que se ven claramente representadas en el liderazgo regional del mandatario venezolano; indudablemente, el peso político de Chávez condiciona de manera sólida el futuro de la situación internacional de Honduras. Me permito recordarle que Chávez fué el primer mandatario en condenar y denunciar públicamente el sangriento e inmoral golpe de estado encabezado por Micheletti. Que fué Chávez quien convocó de urgencia al ALBA TCP para unir en una sola voz a los dirigentes de América Latina y lograr una decisión unánime de condena a los golpistas.
Quizás usted olvida que a petición de Venezuela, se suspendió el envío de alimentos y petróleo al gobierno fascista de Micheletti. También es necesario recordarle que burgués o no, Manuel Zelaya es el presidente legítimamente electo por votación popular de Honduras. Y Venezuela, junto a Brasil, fueron las naciones más involucradas en apoyo logístico, refugio, asistencia política e internacional para su regreso y consiguiente reintegro del orden constitucional en esa nación.
Para ser un burgués, Zelaya ha demostrado una visión progresista de la política, un nacionalismo evidente y una cohesión ideológica que le ha permitido soportar vejaciones, humillaciones, torturas y un exilio. Pero lo curioso de su análisis es que obvia una situación que a mi juicio, vale la pena rescatar: que los movimientos de resistencia en Honduras, la Vía Campesina y el clamor popular ven en Manuel Zelaya, su líder indiscutible. En unas elecciones, la derecha no tendría oportunidad. Y que precisamente el golpe de estado sucede cuando Zelaya se rebeló ante el Congreso y a todo riesgo, llamó al pueblo a una Asamblea Constituyente.
Usted usa comillas cuando alude a la tipo de declaraciones de Chávez: «Santos saludó la «diplomacia discreta» de Chávez en el caso, mientras el propio Chávez declaraba que no era conveniente entrar en mayores detalles sobre el asunto»; también da por ciertas las palabras de Lobo cuando afirma que «Porfirio Lobos anunció que regresaría a Petrocaribe, la entidad petrolera del chavista Alba». Incluso, suelta sin ningún rubor que «Los luchadores de Venezuela y de Honduras, aunque también los colombianos, deben advertir que estamos ante una diplomacia secreta contrarrevolucionaria».
Entre los variados tópicos que pudiera estar manejando la diplomacia venezolana en esa reunión (próxima apertura de una base norteamericana en Honduras y lo que implica, la intervención de los Marines en Costa Rica y las amenazas a Nicaragua, la innegable superación política del pueblo hondureño y su creciente organización, la implementación de una importantísima Asamblea Constituyente, el retorno de Zelaya y sus condiciones, la situación actual del precio del petróleo y sus consecuencias para países centroamericanos, la violación de derechos humanos y asesinatos selectivos en Honduras y tantos etcéteras) usted insinúa que los mandatarios, con el placé de Chávez, negociaban el salto olímpico a todos los aspectos anteriores, a la natural y profunda adversión del gobierno venezolano a los golpistas hondureños, a la eliminación de todas las gestiones post-golpe venezolanas y al obligado «olvido» de la masacre que ocurre en el país caribeño por parte de Venezuela. Y de paso, asocia la reserva del presidente venezolano con complicidad para que el regreso de Honduras a la OEA.
Pero lo suyo no para allí. Ahora resulta que Lobo «controla» a Petrocaribe, y que por voluntad, logrará regresar a la organización «chavista» del ALBA TCP. Le informo: ciertamente, Petrocaribe nace como una iniciativa visionaria y progresista de los gobiernos de Cuba y Venezuela; y efectivamente, mucho del petróleo que allí se maneja es venezolano. Pero la adhesión de un país a la organización le da espacio en la toma de decisiones. Por tanto, no resultará sencillo que Venezuela ( o según usted, Lobo) el regreso del gobierno fascista de Honduras.
Por último, usted nos lanza la bomba final. Nos dice que la diplomacia de Venezuela es contrarevolucionaria, y que busca que nuestro país opere bajo el mando de la OEA. Déjeme decirle una cosa: Pasará mucho tiempo y muchas cosas para que el estado venezolano se doble ante la presión de la OEA. Son innumerables las intervenciones de nuestros dignos representantes ante tal institución, desenmascarando y denunciando los fútiles intentos de la misma para intervenir en nuestra política y la política de la región. Y si «contrarevolucionario» es buscar desesperadamente la paz de nuestros pueblos, en aras de evitar climas de confrontación ( cosa que realmente, le vendría como anillo al dedo a muchos gobiernos de América Latina. Podrían alegremente desatar aún más represión y exacerbar el belicismo para tender la alfombra a otros escenarios más espeluznantes) entonces a nuestros queridos lectores en general, y en específico al pueblo venezolano le gustaría leer de sus palabras, qué significa ser revolucionario para usted?
PD: En qué partido dice usted que milita?
Saludos cordiales desde la República Bolivariana de Venezuela.
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